Por Vicente Adum Gilbert.
Desde hace cerca de dos años he estado entretenido con el rescate de comerciales y programas antiguos de la televisión ecuatoriana, conservados en casetes de Betamax o VHS provenientes de diversos archivos particulares, propios o de terceros. Cuando encuentro algún material interesante, lo digitalizo, edito, y publico en el canal de Cronóstatos en Youtube, mismo que ha recibido el respaldo y aprecio de cierta parte de la audiencia de dicha plataforma. Las razones por las cuales empecé con este pasatiempo eran más bien de tipo nostálgico, tal como mencioné en un artículo previo; sin embargo, poco a poco, este hobby se fue convirtiendo en un metódico y hasta obsesivo proceso de investigación al que ahora llamo «arqueología televisiva». Hasta la fecha, he logrado rescatar y publicar alrededor de 400 piezas audiovisuales, entre comerciales, promocionales y fragmentos de programas de las décadas del 70, 80, 90 e inicios del 2000.
A pesar de mi constante búsqueda, no he podido encontrar hasta la fecha ciertos comerciales icónicos que fueron sumamente populares en su tiempo; siendo la posibilidad de hallarlos lo que mantiene vivo mi interés en la arqueología televisiva. Muchos de estos spots publicitarios a los que me refiero forman en la actualidad parte de la amalgama con la que está constituida la nostalgia de los niños, adolescentes y jóvenes de aquel entonces, y que ahora se encuentran en su cuarta, quinta o sexta década de vida. Si bien estos comerciales perdidos son muchos, los cuatro que he decido incluir en este artículo son, con seguridad, los más representativos e importantes.
El majestuoso Philco

Cuando busco en mi memoria algún recuerdo visual de este comercial me encuentro irremediablemente con esa frontera difusa que separa la primera infancia del momento en que uno adquiere uso de razón, y es por ello que siempre he asumido que éste debe haber salido a la luz originalmente entre 1979 y 1982, cuando yo era apenas un niño de entre 4 y 7 años de edad. En el mismo, aparecía una pareja de montañistas, debidamente equipados, escalando un refrigerador blanco, mientras se alternaban relatando las observaciones y experiencias de su figurada aventura, a manera de bitácora. A pesar de lo tenue de evocación fotográfica que tengo de este comercial, mi memoria auditiva, forjada al fragor de la repetición, me ha permitido recordar hasta la actualidad una porción importante de la conversación que, sobre el fondo de una melodía que durante mi adolescencia descubriría se trataba de una composición de Vangelis llamada Alpha, mantenían el hombre y la mujer del anuncio publicitario, fragmento que transcribo a continuación:
«…y a nuestras espaldas un frío murallón guardaba gran cantidad huevos, lácteos y enormes botellas. Pero el Philco aún nos reservaba sorpresas, quedaba la última etapa, aquella era en la que tantos habían fracasado: ¡el freezer de nieves eternas!. A más de veinte grados bajo cero se conservaba una gran cantidad de alimentos. El lugar era amplio. ¡oh, oh, oh! ¡Te quiero, te quiero, te quiero! Y, finalmente, la cumbre. Estábamos felices, habíamos logrado lo que siempre habíamos deseado: ¡La conquista del majestoso Philco!».
El comercial terminaba con los montañistas saltando de alegría sobre el refrigerador, mientras en el fondo sonaban las triunfales notas del leitmotiv de Alpha, ensalzadas por la entrada de la instrumentación, en perfecta sincronía con la acción del spot.
Sin lugar a dudas, este ha sido siempre mi comercial favorito de todos los tiempos, además de ser uno de los más solicitados en mi canal de Youtube.
¿Krique qué? ¡Kriquetinas!
Debe haber sido durante el transcurso del año 1984 que McDougal lanzó al mercado aquel recordado producto al que llamaron Kriquetinas, recordado no precisamente por su sabor o calidad, sino más bien por el extraordinario comercial televisivo que formó parte de la campaña publicitaria de introducción al mercado de estas galletas… si se las pudiera categorizar así.
El jingle del comercial de Kriquetinas ha sido uno de los más pegajosos de la historia de la publicidad ecuatoriana, y ciertamente una composición brillante enmarcada dentro de una agresiva campaña de publicidad que describía al producto como sabroso y potenciador del sabor, factores que, en combinación, generaron gran expectativa entre los consumidores, especialmente los niños, quienes esperaban encontrarse con una galleta espectacular, sin parangón, nunca antes vista, definitivamente superior a las Ritz de Nabisco o las populares Saltinas, solo para terminar decepcionados al probar lo que podría haberse descrito como un delgado y poroso pedazo rectangular de espuma de poliestireno horneado, cuyo sabor se debatía entre lo malo y lo insípido. Al margen de esto, el popular jingle al que he hecho mención, disculpando las inevitables limitaciones de la memoria humana, decía más o menos lo siguiente:
«McDougal presenta las Kriquetinas, ¿Krique qué? ¡Kriquetinas! ¿Para qué? Para realzar el sabor de lo bueno. ¿Como qué? Como queso, jamón, mantequilla, mermelada, aceitunas, aguacates, camarón y paté. ¿Y por qué? Porque siendo tan sabrosas, naturales y crocantes, no [transforman] el sabor, al contrario, lo [resaltan], realzan y destacan el sabor de lo bueno. Por eso McDougal presenta las Kriquetinas, ¿Krique qué? ¡Kriquetinas! ¿Para qué? Para realzar el sabor de lo bueno». (Nótese que he colocado entre corchetes las palabras que no recuerdo bien o que tengo en duda).
Claramente, este caso es uno en el que el mensaje que pretende transmitir la publicidad y las características del producto no estaban alineados. De acuerdo con Wilson Correa, quien era gerente de producto de Nutransa/McDougal entre 1983 y 1985, las Kriquetinas inauguraron «el segmento de productos saludables (bajos en grasa, sodio y azúcares)», anticipándose así al cambio en las preferencias del consumidor ecuatoriano (1). Lo curioso, entonces, es que el comercial no destacara ninguno de los señalados atributos del producto; impidiendo así que el mensaje correcto llegue al grupo objetivo adecuado, es decir, los consumidores preocupados por mejorar su salud. Si bien las Kriquetinas desaparecieron rápidamente del mercado ecuatoriano, su spot publicitario ha quedado grabado en las memorias de quienes tuvieron la oportunidad de verlo a mediados de los años 80, y es uno de los comerciales antiguos más queridos por los nostálgicos televisivos.
Aquí está Choquilla

A diferencia del caso anterior, el de Choquilla fue uno en el que tanto el comercial como el producto eran simplemente formidables y lograron crear gran sinergia entre sí. La recordada Choquilla era una crema de chocolate y avellanas, similar en sabor a la Nutella, pero con una textura que la hacía casi tan untable como la margarina, tal que podía ser comida directamente del envase utilizando solo los dedos. No está de más mencionar que este producto volvió locos a chicos y grandes, sustentando su éxito tanto en sus características como en el acertado y pegajoso jingle del comercial introductorio, cuya letra decía:
«¡Chiquillos y chiquillas! ¡Choquilla! Aquí esta Choquilla, es una crema de chocolate, rica en sabor y vitaminas, con la calidad de Perugina. ¡Choquilla, Choquilla, Choquilla, una deliciosa maravilla, para chiquillos y chiquillas!».
Tal como menciona el comercial, esta marca pertenecía a la afamada compañía italiana Perugina, que en la actualidad es una división de Nestlé. En Ecuador, Choquilla logró con el paso de los años contar con diversas presentaciones que iban desde las pequeñas tarrinas personales hasta la tarrina grande o familiar, sin olvidar el clásico envase original de vidrio con tapa plástica, que destacaba en este spot televisivo, y que frecuentemente terminaba siendo vaso de usos múltiples en más de una cocina, junto con los inolvidables frascos de mermeladas Guayas. La Choquilla dominó su segmento del mercado desde inicios de los ochenta hasta el final de dicha década, solo para desaparecer inexplicablemente de las perchas durante la década del 90, si la memoria no me traiciona. Muchos recuerdan todavía las promociones que esta marca realizaba, como la de las figuras de los Thundercats, cuyo comercial puede verse en un video que rescaté y publiqué en mi canal (hacer click aquí para verlo).
Quito, Quito, te quiero Bonito
Con facilidad, ésta podría ser una de las frases más recordadas de la publicidad ecuatoriana de los años ochenta. Sin embargo, a pesar de haber sido un comercial extremadamente popular, que fuera incansablemente repetido por los canales quiteños de la época (Teleamazonas y Gamavisión), a duras penas logro encasillarlo como un anuncio de pinturas, sin poder precisar si se trataba de pinturas Cóndor, pintura Unidas o cualquier otro fabricante. No obstante, despejando los múltiples velos de la memoria, logro recordar que en este spot aparecían diversas imágenes de la capital del Ecuador, de su entorno y de su gente. También, recuerdo que la primera parte del texto del comercial era la siguiente:
«Quito, mi lindo Quito… Quito, mi lindo Quito… ¡Quito, Quito, te quiero bonito! Ciudad coqueta, sonrisa abierta, te quiero Quito. Quito, Quito… Te [rodea] un [millar] de cerros y amores«. (Nota: las palabras de las que no estoy seguro han sido colocadas entre corchetes).
El jingle, que al igual que el de Choquilla era muy pegajoso, iniciaba con cierta dosis de suspenso, repitiendo la frase «Quito, mi lindo Quito…», para luego desenvolverse en una melodía alegre y dinámica, mientras las imágenes del video exaltaban la belleza de la ciudad. Al final, después de que una voz femenina cantara el «Te [rodea] un [millar] de cerros y amores», una voz en off masculina decía ciertas palabras, mismas que, lastimosamente, hace años se fugaron de la prisión de mi memoria.
A pesar de que la frase «Quito, Quito, te quiero bonito» sigue estando vigente, no he podido encontrar información alguna en la web sobre este icónico comercial que precise la marca a la que promocionaba, al margen de dispersos comentarios o referencias de usuarios en distintas redes sociales. José Luis Sala, publicista y productor audiovisual, acertadamente señaló que este comercial «más que hacerle un bien a la marca, que pasó al olvido porque nadie la recuerda, le hizo un elogio a la ciudad. Más que posicionar la marca, posicionó a Quito como lugar turístico».
Falta el comercial de…
Ya lo sé, faltan muchos comerciales perdidos en este artículo: aquellos que el lector recuerda con cariño y aquellos múltiples otros que yo recuerdo, pero que, si los mencionara aquí, harían que este documento fuera demasiado largo, y tal vez aburrido. Probablemente redactaré en el futuro algo sobre otros comerciales perdidos, que, en un intento por burlar al olvido, he plasmado en un listado escrito. En dicha lista se encuentran los esbozos de diversas piezas nostálgicas que tenían frases muy recordadas como: «¿Por qué no abre esta puerta?»; «¡El mosquitero, estamos vencidos!»; «Me quiere, me cuida, me lleva al doctor» o «Pepín es rica diversión».
Guardo la esperanza de que estos comerciales estén esperando pacientemente a ser redescubiertos en algún olvidado casete de Betamax, de esos que lucen orgullosamente las marcas y el polvo acumulados con el pasar de las décadas, mientras descansan en alguna caja o repisa de la vieja casa de tus padres, tíos o abuelos. Si encuentras esos casetes, por favor, no los botes, dónalos a Cronóstatos… tal vez uno de ellos pueda contener alguna de estas joyas perdidas de la publicidad ecuatoriana.
Referencias
- https://ec.linkedin.com/in/wilson-e-correa-73a25155
Mil gracias por todo este trabajo que hace a mi no me toco nada de esto, pero siempre he tenido ese afán de que no se pierda nada y documentar todo por amor a la preservación, podrías subir todo lo que tienes a Archive.org porfavor además de Youtube, es mejor pagina para preservar esto, ya que Youtube los comprime aun mas y les hace algunos cambio al vídeo, muchas gracias aprecio mucho esta pagina <3
Estimado Ismael,
Gracias por tu comentario. Mi labor, por lo pronto, es rescatar y digitalizar lo que sea posible. Cada día que pasa se deterioran los casetes de Betamax y VHS, y es importante dedicarle más tiempo al rescate, antes de que sea muy tarde. Si en algún momento llego a tener suficiente tiempo, ten la seguridad de que subiré a archive.org todo el material disponible.
Saludos,
Vicente
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Buenas disculpe hay algun medio de contacto para poder comunicarse con usted? le envie un tweet para que me abra DM o por su cuenta instagram, lo apreciaria mucho espero su respuesta c:
Saludos Ismael,
Ya te hice follow back en Tweeter. Ya podemos hablar por DM.
Vicente.
Hola, mi nombre es Gonzalo, me dio mucha nostalgia ver esos comerciales antiguos, realmente lo transportan a uno a tiempos mejores. Agradeceria muchisimo si me ayudara a encontrar un comercial de Criquetinas Mc Dougal, el slogan decia algo asi: «Crique Que? Criquetinas!, para que? Para realzar el sabor de lo bueno…»
Saludos y Gracias por su amzable atencion.
Gonzalo
Gonzalo,
En el texto del artículo explico precisamente que no he podido encontrar ese comercial todavía.
Saludos,
Vicente Adum G.